Páginas 1 y 2

lunes, 25 de abril de 2011
Hacía horas que estaba despierto cuando sonó el despertador a la misma hora de cada día. No conseguía conciliar el sueño desde hacía ya seis meses, desde que duerme solo, desde que se fue ella…

Se duchó, se preparó sus tostadas y se tomó su café americano que hoy estaba más malo que de costumbre.
 - ¿Cuántos días hace que lo preparé?-
Se acabó el café de un trago cerrando los ojos y se fue a coger su coche.
Los días de lluvia siempre costaba que arrancara.
-Hoy empieza otra semana.- pensó.
En la radio sonaban las mismas noticias de cada día.
-En el atentado de ayer han muerto…-Baja la economía…- Suben el precio de los…-
No había ninguna emisora que le ayudara a soportar el tiempo que duraba la caravana de todos los días.

07:54, llegaba tarde de nuevo. Al final lo despedirían, le pasaba demasiado a menudo que, los días de lluvia, siempre hay algún accidente y la caravana, ya larga de por sí, se prolongaba aún más y, precisamente esta primavera estaba siendo muy lluviosa.

Al final llegó, calado hasta los huesos. Fichó, colgó la chaqueta en el perchero y se sentó en la incómoda silla de su pequeño despacho separado por unos módulos verde oliva que lo delimitaba de los demás, en el que sólo había un ordenador, el habitual montón de papeles desordenados por toda la mesa y una foto enmarcada. Se la quedó mirando fijamente durante unos segundos y le dio la vuelta.
-¡Buenos días! – sonó una voz cierta nota sarcasmo tras él.
-Buenos días Sr. Presidente.- no le hacía falta girarse para saber que era él.
-¡Ha vuelto a llegar tarde!
-Sí, lo siento Sr. Presidente. Con la lluvia ha habido un accidente y…- no dejó que acabará la frase.
- Sí, sí, ya me conozco esta excusa. ¿Tiene preparado el informe?
- ¿Cómo? ¡Si me dijo que tenía de plazo hasta la semana que viene!- se enojó, aunque en seguida supo que era inútil, ya que era una batalla perdida intentar razonar con ese hombre.
- La reunión se ha adelantado y lo necesito mañana a las 08:00 sobre mi mesa, ¿me ha entendido?-
- ¡Genial!-pensó, volvería a llegar tarde a casa y no podría ir al supermercado a comprarse la cena.
- Espero que no vuelva a llegar tarde mañana, si no me veré obligado a tomar alguna medida más drástica por más que me duela a mí más que a usted.
Y se fue mirando por encima del hombro a los demás trabajadores y gritando a uno y a otro indiscriminadamente…
- ¡Tranquilo hombre!- se dijo a sí mismo – que justo estamos empezando la semana.

Se puso manos a la obra con el dichoso informe mientras iba atendiendo telefónicamente las quejas que los clientes tenían respecto a los productos que distribuían.

- Buenos días, atención al cliente. ¿En que puedo ayudarle?- contestó con el mismo desanimo de siempre.
- No me funciona el microondas y eso que está en garantía todavía. ¡Quiero que me devuelvan mi dinero!- dijo una voz de una señora mayor aparentemente muy disgustada.
- Descríbame el fallo que ha detectado por favor.
- Pues mire usted, después de lavar mi anillo de casada que me regaló mi difunto esposo, lo puse para que se secase dentro el microondas como hago siempre, pero esta vez, ¡ha explotado! Quiero que me devuelvan mi dinero ¡ya!
Después de un rato intentando explicarle a la señora que es lo que hizo mal, no del todo convencida, colgó el teléfono.

Estuvo trabajando hasta altas horas de la noche pero consiguió por fin acabar el informe que le habían pedido.

2 comentarios:

  1. Té bona pinta, espero més per sapiguer d´ella... des que va marxar...

    ResponderEliminar
  2. Jo tinc la sort de anar una miqueta més avançada...es realment adictiu, una historia que enganxa des de el primer moment...

    ResponderEliminar

Tu opinión es muy importante. ¡Anímate a participar!