Páginas 5, 6 y 7

viernes, 6 de mayo de 2011
Al llegar al trabajo, vio que casi llegó puntual.
Vio en su mesa el mismo montón de papeles y el marco de fotos tal y como lo dejó. Lo cogió y se quedó mirando la foto fijamente.
-¡Buenos días!
Una voz irascible lo devolvió a la realidad.
-Buenos días…- era la secretaria del presidente.
-El Sr. Presidente me ha pedido que le comunicara que le espera en su despacho.
-Gracias…
Y se fue junto a su cara de amargada hacia su mesa para retocarse las uñas.
- ¿Me van a despedir? ¿Quién sabe?- pensó
Toc, toc
-¡Adelante!
-¿Quería hablar conmigo?
-Sí, sí, siéntese por favor – le dijo señalando una de las sillas que habían delante la gran mesa de roble viejo con el tallo realizado a mano.
-Se sentó, cruzó las piernas y juntó las manos intentando aparentar una falsa sofisticación de la cual carecía y que, sus cabellos alborotados, ya se encargaban de que tampoco lo aparentase. – Dígame, ¿en qué puedo ayudarle?
-Me imagino que sabe que en esta empresa siempre estamos en constante expansión desde que mi bisabuelo decidió crearla allá por el… - Cuántas veces había llegado a escuchar aquella historia de cómo sus ancestros montaron esta empresa y bla bla bla.
Lo que le estaba perturbando era esa carta. ¿Por qué se la mandarían a él? Y… ¿Quién? No tenía ningún sentido. Y luego que escuche esa noticia al día siguiente. No entendía nada. ¿Qué relación podía tener él con un poblado del Himalaya desconocido por la humanidad hasta hace poco?
-…así que hemos visto una muy buena posibilidad de expansión de negocio y necesitamos a alguien que nos represente en la nueva fábrica de Asia, así que hemos pensado que usted sería el candidato indicado para este puesto de trabajo.
-¿Yo?
- Lo que deberá hacer es enseñar nuestra manera de trabajar para que puedan trabajar como es debido. Piénselo y a final de semana volvemos a hablar. En el caso de que acepte, deberá ir el próximo lunes.
Se levantó y le alargó la mano para concluir la reunión.
Se levantó pasmado por la noticia, le estrechó la mano a cámara lenta y salió en silencio del despacho.
-¿Cómo es posible que me hayan echo esta propuesta? No he hecho méritos para que me asciendan…

Fuere como fuese, no era esos pensamientos lo que más le perturbaba su mente en esos momentos. Sino, era esa carta y esa noticia que hacía un rato había escuchado en la radio…

Se pasó el resto del día atendiendo al teléfono de manera escueta y buscando por Internet información sobre Ahmilosh. Pero poco pudo encontrar que ya no supiera por la breve noticia dada por la radio por la mañana. Aunque lo que sí que pudo averiguar es de dónde procedía la expedición de excursionistas que se encontraron con la tribu. Y ésta era de una ciudad no muy lejana de dónde vivían sus ex-suegros…
Todo era muy extraño.

Acabó su jornada algo decepcionado por no haber averiguado nada al respecto. Cogió su viejo coche con el retrovisor derecho caído y se dirigió al supermercado a buscarse la cena y se fue hacia su casa.

Al llegar al cruce que era para ir a su solitario hogar o hacia el puente se paró un segundo – hoy no, tengo cosas a hacer – se dijo, y cogió la calle de la derecha. Aparcó en la misma mala zona del día anterior y se dirigió como un rayo hacia el interior del piso.
Conectó el ordenador y le sonó el móvil.
-¡hola mamá!
-¡hola hijo! ¿Cómo estás? ¿Qué tal el trabajo?
-hoy me han ofrecido irme a la sede que tienen en Asia para representar a la empresa o no sé que…
-¿DE VERDAD? ¡Cuánto me alegro hijo! Un ascenso, muy bien tu madre sabía que tarde o temprano verían que eres el mejor… Tu padre te da la enhorabuena también.
-Gracias, gracias pero… no es ningún ascenso, creo…
-¡Pues claro que sí! ¿Tendrás que estar mucho tiempo?
-no lo sé la verdad es que no lo he preguntado… a final de semana tengo que decidir algo, no sé qué haré todavía.
-Enhorabuena hijo.
-Gracias… mañana hablamos.
-De acuerdo. Hasta mañana
-Hasta mañana…
Ya se había acabado de encender el ordenador y se puso a buscar Ahmilosh de nuevo mientras se comía el plato pre-cocinado frío, pero, ahora desde otro portal que pocas veces utilizaba.
Buscaba entre los enlaces que le aparecieron alguno que le interesara cuando… ¡el sobre! Ya ni se acordaba.
Se fue a buscarlo pero… - ¿Dónde lo dejé? – buscó por toda la casa. – ¡La habitación!- se dirigió hacia la habitación como una flecha.
Buscó entre las sábanas, entre los cojines, por la mesita de noche, la ropa que llevaba el día anterior, ¿debajo la cama? - ¡Bingo! Ahí estaba.
Volvió a mirar la escritura del sobre: “VIVE”. Se puso a mirar esa escritura, le resultaba familiar y no sabía de qué…
Miró el contenido del sobre de nuevo. Eran unas fotos que parecían echas desde un satélite, la primera se veía Euro-Asia y, cada vez se ampliaba más la imagen hasta que se veían unas pocas personas en medio de unas montañas del Himalaya y en el centro de la última foto había, lo que parecía una mujer con la cabeza completamente tapada alargando la mano a alguien que no se veía.
Con el sobre en la mano, se puso a buscar por Internet el tema que le importaba.
Al fin encontró algo que le sorprendió.
En el 1743 un escritor holandés, Mihail Van Vortensen, escribió un libro, tomado como un libro de aventuras pero con mensaje filosófico. Fue el único libro que escribió debido a que, al poco de publicarlo, murió atropellado por un carruaje.

1 comentario:

  1. Que ganas tengo de que pase rápido la semana para seguir disfrutando de esta maravillosa e intrigante lectura...

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